En una entrada anterior, Los desaguados de Zacatena, me dejé llevar por un error existente en la
bibliografía sobre Las Tablas de Daimiel. Se atribuye las obras de canalización
de mediados del S.XVIII a un proyecto que evitara las inundaciones producidas
en aquellos años como si tales fueran un episodio metereológico de fuertes
lluvias.
Nada más lejos de la realidad. En un
ejemplo claro del cambio de mentalidad que se produce en los albores de la modernidad,
los hombres de la época llamaron inundaciones a las tablas fluviales y buscaron primero las razones, erróneas por otra
parte, que las provocaban para, en segundo lugar, justificar las
obras que harían "fructificar la rivera"[1].
Corregido el error en el que yo también
caí. Lo próximo sería informar a Protección Civil que en su informe "Las
Inundaciones en la
España Peninsular" realizado por la Comisión Técnica
por Inundaciones, sitúa unas inundaciones históricas en la zona en aquella época[2].